Ollanta, devuélveme el rosario de mi madre
Devuélveme mi amor para matarlo...
El domingo último apareció en la república una de las páginas más cursis y bobaliconas de la historia del periodismo peruano. Claudia Cisneros, la otrora enfant gâté de la izquierda caviar, hace un recuento lastimero de cómo Humala traicionó ese voto inmaculado que confiando en Vargas Llosa ella le entregó. No sin antes mirarlo a los ojos y decirle con el corazón ardiendo “No nos defraudes…”.
Cuatro años más tarde, traicionada, abandonada, por el macho que ella pensó que cambiaría las cosas a la brasileña, pasa sus noches sufriendo sin comprender como Ollanta, aquel de la gran transformación, aquel de la hoja de ruta, se ha dejado seducir por los cantos de sirena del neo liberalismo salvaje, “…ese modelo antisocial y antinación que solo persigue la consecución del lucro de unos pocos privilegiados por encima y en perjuicio del pueblo, el colectivo, la nación”. Para convertirse en un infiel más al que cantarle ese clásico del desamor
Devuélveme mi amor
para matarlo
devuélveme el cariño que te di
tú no eres quien merece conservarlo
tú ya no eres nada para mi…
Así pasará sus noches la cándida Claudia, pensando en el voto inmaculado, límpido, virginal, puro y casto que entregó al Capitán Humala, si, al mismo que le prometió el cambio, la revolución y que terminó yéndose con la más bonita del barrio, con la niña rica, rica y perversa como todas las niñas ricas de los culebrones mexicanos.
Pero, como en el fondo es peruana y los patrones de conducta machistas que aprendió de niña aún sobreviven en medio de esa ensalada caviar que es su pensamiento, termina el artículo diciendo que igual no se arrepiente de haber querido algo mejor para el país y que sea el infiel Ollanta el que sufra cuando se mire al espejo.
La pobre niña caviar, ingenua al extremo de entregar su voto al milico infiel. Terminará así cantando
Devuélveme el rosario de mi madre
y quédate con todo lo demás
lo tuyo te lo envío cualquier tarde
no quiero que me nombres nunca mas…
O la versión del caviar arrepentido
Devuélveme el rosario de mi madre
y quédate con todo lo de Marx
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